

Al ser una técnica orgánica, que se basa en realizar el trabajo a mano punto por punto, resulta ser mucho menos invasiva con la piel y, por lo tanto, menos dolorosa.
El daño que sufre la piel es mínimo en comparación con la máquina. Por lo tanto, la piel tiene menos área que regenerar y el tatuaje cicatriza mucho más rápido.
Nuestros ancestros (incluídos pueblos preincas) se tatuaban con una técnica similar a esta, utilizando distintas herramientas, según su territorio. Aquí en Perú encontramos referencias importantes en la Dama de Cao, la mujer tatuada de Huacho,la momia tatuada de Nazca pero en el mundo existen muchísimas más.